La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024, con un contundente resultado de 312 delegados frente a los 226 de Kamala Harris, marca un punto de inflexión para las políticas económicas y tecnológicas de Estados Unidos. Su regreso a la Casa Blanca bajo el lema “Make America Great Again” trae consigo un enfoque renovado en el proteccionismo, la desregulación y las políticas arancelarias. Estas decisiones tendrán repercusiones significativas para el sector tecnológico, las Big Tech y las cadenas de suministro globales.
Impacto inmediato en los mercados
La victoria de Trump generó un aumento en los valores del dólar y subidas en las bolsas, especialmente en el sector tecnológico. Sin embargo, los analistas advierten que este optimismo inicial podría moderarse a medida que las implicaciones de sus políticas se hagan evidentes.
Según Enrique Dans, de IE University, «la desregulación inicial y el apoyo a sectores emergentes como la inteligencia artificial podrían beneficiar a las empresas tecnológicas en el corto plazo», pero las políticas proteccionistas y los aranceles anunciados podrían causar problemas significativos en las cadenas de suministro globales.
Beneficiados y perjudicados en las Big Tech
La postura de Trump hacia las grandes empresas tecnológicas es ambivalente. Algunas compañías podrían beneficiarse, mientras que otras enfrentarían un escrutinio más intenso.
Beneficiados:
- Tesla y SpaceX: Elon Musk, uno de los principales apoyos de la campaña de Trump, podría ver incrementos en subsidios para vehículos eléctricos y contratos gubernamentales para SpaceX.
- Amazon y Microsoft: Sus plataformas en la nube (AWS y Azure) lideran un mercado en expansión y se beneficiarían de menores regulaciones.
Perjudicados:
- Google y Meta: Trump ha mostrado una animadversión especial hacia estas empresas. Ambas podrían enfrentar un escrutinio más riguroso, especialmente en temas antimonopolio.
- Apple: Podría verse afectada por los aranceles a productos fabricados en China, lo que incrementaría los costos de producción y, consecuentemente, los precios de sus dispositivos.
Aranceles y sus repercusiones
El plan de Trump incluye imponer aranceles del 60% a las importaciones de China y entre el 10% y el 20% a otros países, lo que podría tener las siguientes consecuencias:
- Aumento de precios: Según Dans, los dispositivos electrónicos podrían encarecerse entre un 30% y un 45%, afectando desde smartphones hasta consolas de videojuegos.
- Impacto en la cadena de suministro: Las empresas estadounidenses que dependen de la manufactura china, como Apple, tendrían que reestructurar sus procesos de producción.
- Inflación y poder adquisitivo: El aumento de precios reduciría la capacidad de los consumidores, lo que podría desacelerar la demanda de nuevos productos tecnológicos.
La apuesta por la desregulación
Trump ha prometido una menor regulación en áreas clave como la inteligencia artificial, la privacidad de datos y las prácticas antimonopolio. Esto podría:
- Incrementar los beneficios de las Big Tech a corto plazo, al reducir las limitaciones legales.
- Fomentar la innovación tecnológica, al menos en el ámbito doméstico.
- Aumentar los riesgos asociados al abuso de posición dominante por parte de las grandes empresas.
No obstante, esta estrategia podría enfrentar críticas tanto dentro como fuera de Estados Unidos, especialmente desde la Unión Europea, que mantiene un enfoque más estricto en la regulación tecnológica.
El impacto en la IA y los semiconductores
El mercado global de inteligencia artificial y semiconductores, valorado en 900.000 millones de dólares para 2026, es un sector prioritario. Según Stanislas Effront, de Pictet Digital, Trump podría:
- Incentivar la producción de chips y componentes en territorio estadounidense.
- Reducir la dependencia de China en este sector estratégico.
- Beneficiar a empresas clave como AMD, Micron y NVIDIA.
¿Qué significa para Europa?
La Unión Europea se enfrenta al desafío de mantenerse competitiva frente a Estados Unidos y China. Según José García Montalvo, de la Universidad Pompeu Fabra, la UE debería:
- Incrementar la inversión en investigación y desarrollo tecnológico.
- Simplificar su marco regulatorio para fomentar la innovación.
- Fortalecer alianzas estratégicas con países como Japón, Corea del Sur y Canadá.
El informe Draghi, citado por García Montalvo, sugiere que el exceso de regulación en la UE dificulta la creación de un entorno favorable para startups y scale-ups tecnológicas.
Optimismo en los mercados, pero con cautela
Los mercados financieros han mostrado optimismo tras la victoria de Trump, pero los expertos, como Dans, advierten que la euforia podría ser temporal. Factores como la volatilidad geopolítica, los aranceles y las tensiones comerciales podrían generar ajustes en el mediano plazo.
Históricamente, las administraciones demócratas han proporcionado mayores rendimientos bursátiles que las republicanas, pero este mandato de Trump podría traer oportunidades específicas en sectores como la inteligencia artificial y los semiconductores.
La reelección de Trump trae consigo una combinación de oportunidades y desafíos para el sector tecnológico. Si bien la desregulación y el enfoque proteccionista podrían estimular la producción doméstica, los aranceles y la posible desaceleración de la globalización podrían tener un impacto adverso.
Para las Big Tech, el futuro dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas políticas, aprovechar las oportunidades en sectores emergentes y manejar los riesgos asociados a las tensiones comerciales y regulatorias. La próxima administración será determinante para definir el papel de Estados Unidos en la innovación tecnológica global.